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No te miento, fui feliz; por Georgina Escobedo

Cerré los ojos antes de entrar y me imaginé llegando hasta la barra, donde él me esperaba, y, a lo María Felix, imaginé sentarme y pedir como “hombre” un trago, pero no cualquier trago… “deme lo de siempre” esa era la frase que alimentaba la fantasía de ese momento.

Beberlo de golpe, voltear a ver su estúpida cara y aventarle los papeles como si me importara un carajo. Abrí los ojos y vi mi reflejo en la ventana, sobre mi cara podía ver las letras del menú del día: caldo de camarón, chamorro, birria y paella. Entre el menú y mi rostro distinguí el único rasgo que había de la Felix en mí, por desgracia no era otro más que el de la soledad.

         Meses antes había sentido como si me hubieran apuñalado la garganta, no lo sentí en el corazón, lo sentí en la garganta, porque me quedé sin aliento y sin palabras. Esas palabras que acababa de robarme él a mí y que retumbaron por mucho tiempo en mi cabeza: “Quiero el divorcio” Maldito sea, mil veces maldito, le robó el texto al personaje que representaba en la película, a mi personaje. ¿Por qué yo no lo había dicho primero?

A veces un corazón roto sana más pronto que el ego quebrantado. Saberse infeliz es una cosa, pero no haber hecho nada para remediarlo y esperar que él lo hiciera; eso me había roto y permanecí rota por mucho tiempo.

         No recuerdo nada del trayecto de la puerta a la barra, no supe cómo caminé, si lo hice como María bonita, como una resignada y patética Libertad Lamarque o con la gracia de la Guayaba y la Tostada… Lo único que recuerdo es el olor de la birria caliente calando mis orificios nasales y provocándome las náuseas que debí tener en el embarazo que nunca llegó.

Me senté a su lado y en silencio le di los papeles firmados, me preguntó si me encontraba bien y si quería tomar algo. Mezclar las lágrimas con alcohol se había convertido en el cóctel favorito del último año. Dudé unos momentos y negué con la cabeza. Entonces pude mirarlo y lo vi llorando, como nunca antes lo había visto, parecía un niño abandonado y despertó en mí la ternura maternal por el hijo que no tuvimos. Entonces fue que lo entendí, me había casado con un hijo y él con una madre. No había forma de arreglar eso, ambos éramos culpables.

No dije nada, todas mis palabras habían sido robadas y por eso, yo ya había empezado mi penitencia personal, pero también empecé a perdonar, perdonarlo, perdonarme; lo último para mi pesar demoró más. Nos abrazamos y despedimos para siempre, ya no había vínculo que nos uniera.

Di la media vuelta y me fui, a medio camino entre la barra y la puerta me detuve y sin voltear, le envié un mensaje de texto, el último regalo que le haría, la absolución. Al salir vi cómo tomó su teléfono y leyó la sentencia terminal, esa que viene siempre antes del fin.

“No te miento, fui feliz…”

*

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Alma Delia Murillo

Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Plaza y Valdés). Colabora en El Reforma, The Washington Post, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ y otros medios. Desarrolla guiones para cine y teleseries. Autora de las audioseries y podcasts en Amazon Audible: Diario la libro, Ciudad de abajo, Conversaciones, El amor es un bono navideño.

3 Comments

  1. Juan Pablo Estrada

    Qué buen texto, felicidades Georgina. Como el olor de la birria, caló profundo.

  2. Coca Escobedo

    Gracias Juan Pablo por tu comentario, gracias Juan Gabriel por la inspiración y gracias a ti Parex querida por compartir los textos en este espacio derrochador de tu talento.

  3. A veces un corazón roto sana más pronto que el ego quebrantado. que bonito… las leo a ambas, ahora que llegue la quincena seguro que les dono los 3 dólares, les juro que no me sobra dinero, apenas estoy aprendiendo finanzas personales y entre administrar una casa, pagar la hipoteca y el carro a veces nos quedamos en ceros. Pero amo leer, y cuando tengo estos 5 minutitos de café los disfruto mucho, así que Gracias =)

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