posmodernos y jodidos

De grande

¿Qué quieres ser cuando seas grande?

Asumo que, siendo niños, casi todos escuchamos esa pregunta.

A mí me preocupaba mucho dar la respuesta correcta.

Porque casi siempre venía de labios de mi madre y no quería decepcionarla.

Porque no entendía muy bien cuándo llegaría el momento de ser grande. ¿A los quince o a los veinticinco? ¿a los treinta, cincuenta o a los ochenta y ocho años?

El hecho es que el tiempo pasa, y con suerte, con mucha suerte, nos hacemos grandes. Porque no siempre y no todos, ni en el sentido de la grandeza ni en el de la suma de la edad. Menos en este país donde la muerte es una posibilidad constante, donde se puede perder la vida con tal facilidad y en edades tan dolorosas.

Pero creo que los afortunados que sumamos décadas en nuestra historia crecemos honrando un pacto interno, una suerte de tótem construido para que mamá o papá nos quieran o para demostrar qué tan parecidos o diferentes somos a ellos. Y tal vez esa voz interior que germina en nosotros desde los primeros años guía nuestro barco hasta algún punto del trayecto pero después resulta insuficiente.

Y ocurre que aquél puntito que alguna vez marcamos en el mapa y que nos hacía erguir las orejas y avanzar olfateando un día deja de ser el propósito de la existencia.

Mi marca en el mapa decía que a mis treinta y siete años tendría un marido y dos hijos, una deslumbrante carrera como actriz y una camioneta grande repleta de vestuarios, escenografía y accesorios infantiles. Porque yo de grande quería ser una actriz muy reconocida o ser dueña de una agencia de publicidad y ser mamá.

Me he puesto a pensar qué pasaría si hoy, en este desesperado 2022, el promedio de vida fuera el mismo que por allá en 1930. Yo sería una persona viviendo tiempo extra porque la esperanza de vida era llegar a los cuarenta.

Y no hace tanto.

Pero soy una adulta contemporánea en un mundo donde la proyección de vida alcanza para cumplir 75 años en promedio. O sea que me siguen quedando más de treinta si me mantengo en la estadística. Uf. A ver si aguanta esta osamenta, y de mis articulaciones mejor no hablamos.

Vuelvo a la cuestión, ¿qué quieres ser cuando seas grande?

Mi sobrina, por ejemplo, siempre respondía dando dos opciones a la consabida pregunta: de día quiero ser doctora y de noche bailarina de un cabaret.

Mi abuela, a sus 37, todavía hubiera podido responder que tenía muchos planes para cuando fuera grande porque vivió hasta los 97. Pero ya desde que tenía 65 decía que sólo esperaba que su Dios la recogiera. Pobre, lo que le faltaba.

A mí me gusta pensar que lo que ocurre es que morimos un par de veces a lo largo de la vida. Y ahí es cuando viene la oportunidad de volver a elegir qué queremos ser de grandes. Hablo de la muerte que ocurre cuando tienes un accidente tremendo pero sobrevives, cuando sufres una pérdida irreparable o te divorcias o eliges cambiar de profesión porque no puedes seguir postergando tu verdadera vocación.

Yo me morí la primera vez cuando tenía diecinueve años y me atropelló el trolebús, ya lo he contado, no quiero hartarlos pero el evento se volvió uno de mis antes y después. Mi sistema de coordinación quedó alterado y tuve que dejar la escuela de Teatro. Mi amiga Ariesna que es toda amor y que hacía coros conmigo en las clases de canto, llamaba a mi casa mientras yo estaba en recuperación para dejarme en la contestadora una canción infantil que me desbarataba. “Había una vez una gata con una manchita negra en la pata y vivía en una casita vieja con una ventana que daba hacia el cielo azul…” sonaba en su voz dulcísima y al final siempre decía “te quiero mucho, mi Almita”.

“…ahora no vivo más ahí, todo ha cambiado, no vivo más ahí. Tengo una casa divina como la soñabas tú, pero yo extraño a mi gata con una manchita negra en la pata en una casita vieja con una ventana que daba hacia el cielo azul”

Lo que no fui, lo que sí soy. Pienso.

Y desde luego traigo ya un par de muertes más en la mochila. Como todos nosotros, los posmodernos que nos hemos vuelto tan longevos.

Cada vez más cerca de sumar un año más a mi cuenta, sé que si ahora mi madre volviera a interrogarme al respecto, lo pensaría muy bien antes de responder.

¿Qué contestarían ustedes si con estas edades les preguntaran qué quieren ser cuando sean grandes?

Creo que hoy lo tengo más o menos claro: yo de grande quiero ser árbol durante el día y de noche, con mucha suerte, quiero ser abrazo.

*

GRACIAS POR TU AYUDA: Queridos lectores, ojalá puedan aportar 3 dólares para seguir publicando este contenido gratuito y constante. Den clic aquí para su aportación: https://www.patreon.com/almadelia?fan_landing=true

¿Te gustó el artículo?

Alma Delia sostiene este portal de forma independiente, ayúdala a conservar el espacio mediante nuestro sistema de patrocinios (patreon). Haz clic aquí para ver cómo funciona. ¡Muchas gracias!

Alma Delia Murillo

Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Plaza y Valdés). Colabora en El Reforma, The Washington Post, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ y otros medios. Desarrolla guiones para cine y teleseries. Autora de las audioseries y podcasts en Amazon Audible: Diario la libro, Ciudad de abajo, Conversaciones, El amor es un bono navideño.

2 Comments

  1. Me fascina la manera en que describes y me miro en tu espejo : yo también. De día quiero ser árbol y de noche abrazo … me faltan varías muertes para ello ,
    Cómo donar el ego y abrazar la diferencia , mis sombras y Licea empezando por mi y avanzando hacia mi hija

  2. Sí, es una pregunta que a todas nos han hecho en e colegio. Tenía diez años cuando me la hicieron, y ente mi reiteradas respuestas de que no quería ser nada se me dijo que algo tendría que ser, a lo que respondí «que ya era Marianela Castillo». No me volvieron a preguntar. Y desde luego, mi empeño de no ser nada, lo he cumplido con creces.

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*