Escuchar esos pasos y correr, saber que la bestia olfatea, que no corres por heroísmo, sino por supervivencia.
Tenía once años mi madre cuando corrió para que un tío suyo no la violara, corrió y se subió a un árbol, pasó ahí toda la noche apenas vestida, pescó una neumonía que casi la mata.
Tenía cuarenta cuando corrió con mi hermana de quince para que no cumplieran la amenaza de violarlas tres hombres que las seguían en un callejón en Atlampa, pensó que primero se arrojaba a las vías del tren antes de dejar que las tocaran.
Tenía ocho años yo cuando corría en la plaza de aquel pueblo michoacano junto a mis primas porque “el Bolas” nos gritaba que corriéramos o a la que alcanzara le daría un beso. Órale, cabronas, corran porque a la que alcance le doy un beso.
Corre, corre.
Corre, una pierna, la otra, el corazón taquicárdico, corre.
Tenía veintitrés cuando salí del Metro Miguel Ángel de Quevedo y un tipo me agarró del brazo y me dijo que no me moviera, que no gritara. Yo corrí y corrí y corrí mientras él me seguía, y grité tan fuerte que una señora asomó a su ventana y dijo que ya había llamado a una patrulla, el tipo dejó de seguirme.
Tenía seis años cuando no pude correr de aquel vecino que entró a mi casa.
Corre, corre.
Tengo mil años y a veces esos mismos seis cuando corro en sueños.
Corre.
Tenía doce años Fátima Quintana cuando corrió en aquel descampado de Toluca tratando de huir, hasta que le tiraron esa piedra de más de 30 kilos y la mataron luego de violarla y cortarla hasta dejarle más de noventa heridas en el cuerpo.
Tenía dieciocho años Debanhi cuando corrió, hace apenas unos días, en ese motel en la carretera.
Por qué corría Debanhi, de quién corría.
Corre.
Tenía veinte años Kathrine Switzer cuando ocultó su nombre para poder correr el maratón de Boston que era exclusivamente masculino, trataron de echarla a tirones cuando la descubrieron en mitad de la carrera. Ella corrió más rápido.
Corre.
Tenía diez años mi amiga C cuando corrió a esconderse en el baño pero su primo quince años mayor abrió la puerta.
Corre.
Tenían la edad cero y la edad infinito todas las niñas y todas las mujeres del mundo que quisieron correr pero no pudieron.
Corre.
Por qué corría Debanhi, de quién corría Debanhi.
Corre.
¿Hasta cuándo tendremos que seguir corriendo?
*
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Eso es insoportable. Y lo que no pueden pretender las autoridades es que las mujeres sigan corriendo.
Alma Delia, estoy sentada en mi escritorio, en pijama todavía! desde las 5:00am te leo. Me ha costado mucho cerrar el iPad para empezar a producir! Desde el 2000 tomo clases continuas de literatura, leo al menos un libro al mes y puedo decirte sin vanidades ni pretensiones insulsas que solo recuerdo un par de libros que me urgían a seguir leyendo casi de forma obsesiva, pues «La cabeza de mi padre» es uno de ellos, soy una mujer de 65 años, profesional de la conducta pero no psicóloga! autora del TIPP, instrumento de medición de perfiles de potencial y talento, amante del arte, de la música, de la ópera y de mi tiempo para el piano, los libros y el arte. Abuela feliz de tres nietos y madre de tres hijos. Sin adornos te digo que quien no te ame después de leerte, es un h de puta insensible e ignorante! Voy a la mitad del libro y siento que te conozco y te quiero, vi el video y me metí a esta página para decírtelo! Tienes la edad de mi hijo. No puedo sentir más orgullo, más admiración y un natural amor por ti y todo lo que transmites! mis respetos y quiero saber si te animarías a conducir o enriquecer la clase que te corresponde con dos de tus libros! sería un lujo para nosotras y yo les pediría una aportación para apoyar tu causa con enorme gusto. Mi teléfono es 55 85 37 02 32. Soy Gabriela Herrera. Si tú tienes alguna cuota para este tipo de peticiones, pues dime y veo si le llegamos al precio. El objetivo de éste mensaje obedece a la necesidad de contactar con éste extraordinario personaje y con la enorme mujer que lo describe, lo demás salió por el placer de poder conocerte. Gracias Alma Delia!
Gabriela, escribe por favor a [email protected] y buscamos una fecha. Un abrazo y gracias por tu comentario tan generoso y tu lectura tan apasionada 🙂
Ahhh, mi maestra y mejor amiga es doctora en literatura, además de ser la persona que me ha mostrado el poder de la literatura, la buena literatura! Ojalá aceptes venir caray!