posmodernos y jodidos

Hijo de la guerra

Editorial Planeta

Toda guerra y toda literatura, nacen en el corazón de una familia. Más puntualmente, en el corazón de un hijo que odia a su padre o que quiere agradarle por sobre todas las cosas; o quizá a quien ese hijo busca agradar es a su madre como la historia de Ramón Mercader, el asesino de Trotsky que tan magistralmente narra Leonardo Padura en su espléndida novela El hombre que amaba a los perros; o como esas historias fundacionales de los griegos o de la mismísima Biblia: dos hermanos que se odian, un hijo que imita una identidad, que busca una mirada de aprobación y hará lo que sea para conseguirla, incluso matar.

Pero qué pasa cuando además de esa semilla íntima, sanguínea, profundamente humana; hay un sistema, una maquinaria gigante que lo potencia y entonces la guerra se vuelve tan épica como dolorosa, tan literaria.

La primera vez que leí Hijo de la guerra de Ricardo Raphael me descubrí en cada página pensando: no es posible, no es cierto, qué locura. Qué es esto.

Un muerto que murió tres veces, un padre con cuatro nombres que engendra a un hijo con tres nombres, una veintena de soldados en la nómina de las Fuerzas Armadas, entrenados para interrogar, torturar y esconderse, al servicio del líder del cártel del Golfo; capaces de exterminar poblados enteros, de proveer mujeres como chivos expiatorios para rituales satánicos, de comer carne humana, de destazar vivo a un compañero.

Es México, me decía, claro que es posible. Pero la inquietud empeoraba conforme la lectura iba avanzando y descubría a esos mismos sicarios capaces de la ternura, del amor, de la lealtad, del sentido del humor, del miedo.

Pero es que sólo la literatura, la buena literatura logra esto: filtrarse como la humedad y dejarnos llenos de dudas, inquietos, “psicoseados” como dice Galdino Mellado —su personaje y persona— casi al final de la novela. Psicoseados como se siente también el periodista, su personaje y álter ego literario durante las más de 400 páginas de esta historia.

La historia de Galdino Mellado Cruz alias el Zeta 9, o alias José Luis Ríos Galeana o alias Juan Luis Vallejos de la Sancha o quizá ninguna de las anteriores; es una herida brutal y al mismo tiempo tan fina como si cortara con bisturí una delgada línea entre la realidad y la ficción, entre lo periodístico y lo literario, entre el espanto y lo humano, entre lo inexplicable y lo que tiene una lógica prístina.

Es una de esas historias que posibilita el ejercicio de pensar, de dudar. ¿Es Galdino quien dice ser? ¿sería yo también —como “el periodista” de la novela, capaz de sentir esa casi empatía con un ser humano como el que afirma ser el Zeta 9?

No podía ser publicada como reportaje periodístico por la imposibilidad de confirmar los dichos de Galdino Mellado; pero un complemento interesante sería leer “Por qué mata un soldado”  (Aguilar, 2019) de Daniela Rey y Pablo Ferri, para jalar un hilo que podría dar con el origen (o uno de ellos) de lo que ha convertido a este país en una maquinaria de asesinatos, en un hervidero de fosas clandestinas.

En una reflexión con Ricardo Raphael yo hablaba de la pobreza como génesis de casi todo, estos hijos de la guerra también son hijos de la pobreza sistémica y conveniente que las políticas públicas y muchos empresarios rastreros han propiciado porque sí, la pobreza es altamente rentable porque regala votos y paga intereses sobrehumanos.

Quise aprovechar el espacio para recomendarles estas lecturas; sé que el tema es difícil, que hay una discusión pública sobre si se hace o no apología del narco al hablar de ellos, pero yo tengo clara mi postura: es mejor contar lo que estamos viviendo desde hace décadas, que sepultar todo el contenido referente a ello como si no hubiera ocurrido nunca.

Si tenemos una deuda con la civilización, es la de contar los horrores que vemos porque como dijo Primo Levi: Si ocurrió, puede volver a ocurrir.

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Alma Delia Murillo

Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Plaza y Valdés). Colabora en El Reforma, The Washington Post, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ y otros medios. Desarrolla guiones para cine y teleseries. Autora de las audioseries y podcasts en Amazon Audible: Diario la libro, Ciudad de abajo, Conversaciones, El amor es un bono navideño.

One Comment

  1. Y mudos nos quedamos.
    Mi reacción inmediata es de pavor a las lecturas de realidad atroz. Sí por cobardía, porque cuando el crimen tocó a la familia de manera muy leve, la desesperanza era paralizante.
    No creo animarme, aunque no dudo de su importancia y valentía.

    Un abrazo
    Gracias por compartir

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