Treinta y seis años tenía mi madre cuando le vino el mal del animal. Yo fui testigo en directo porque era muy pequeña y esa estrategia es la mejor para estar en lugares prohibidos sin que nadie lo note. Incluso ahí, abrazada a sus piernas sólidas y blanquísimas, casi marmóreas. […]
crónicas plutonianas
Oscuras y divergentes
Las mujeres matan menos, es verdad. Pero no sería aventurado decir que matan mejor. Todos los registros de criminalística coinciden: cuando una mujer se convierte en asesina serial, lo hace con mayor desapego y limpieza, tiene la paciencia de esperar por años para cometer el siguiente asesinato y descubrirlas toma […]