posmodernos y jodidos

Todos pierden

Fotografía: Alberto Alcocer | @beco.mx

Debajo de la ropa de cualquier ser humano siempre hay desafíos por enfrentar: la identidad, los deseos, la historia de represiones sistémicas y temores personalísimos.

No, la ropa no es una frivolidad. Los zapatos nos relatan, cada prenda que nos contiene dice algo de nosotros, no hay objeto sin significado por frívolo que parezca, no hay objeto que no relate una historia. No olvidemos que somos seres simbólicos.

Desde que el mundo es mundo el cuerpo humano ha sido depositario de todo tipo de intereses: artísticos, científicos, comerciales; de la esclavitud a las pasarelas el cuerpo es blanco de intereses múltiples que van más allá del individuo.

No deja de sorprenderme la virulenta reacción que recibió la propuesta del uniforme neutro en las escuelas primarias.

Intento entender por qué, sé que no es descalificando a un bando y a otro por pensar diferente como vamos a comprendernos y a construir espacios públicos un poquito más evolucionados pero he tragado lumbre con los comentarios cavernícolas de quienes aseguran que una niña sin falda pierde su “feminidad”, lo que sea que entiendan por tal cosa y que los niños sin pantalón perderán su “masculinidad”.

Las mujeres, desde pequeñas, escuchamos mensajes que dicen siéntate, cierra las piernas, no corras, que no se te vean los calzones. Entre otras cosas, porque crecimos en escuelas con uniformes de uso obligatorio donde había que llevar una falda, casi siempre de una tela incómoda y poco funcional para transitar los cambios estacionales: pocas veces he pasado más frío como en aquellos inviernos de falda rasposa a cuadros que no podía cambiar a mi antojo. La falda tampoco ayudaba cuando aparecía la tan determinante primera menstruación, esos accidentes de los primeros sangrados eran legendarios y terribles: objeto de críticas, burlas y observaciones insanas, las adolescentes pasamos por un reforzamiento sistémico para sentir vergüenza de nuestro cuerpo y sus fluidos.

Y es que la historia es mucho más vieja, recordemos el corsé, el miriñaque o crinolina y esa cosa que la moda parisina impuso: el polisón. La cintura apretada hasta la asfixia, la incomodidad al andar, al sentarse, sin forma de correr en caso de peligro; la silueta obligada de un cuerpo que debe constreñirse al estándar que cada época dicta a su antojo. Acinturada, nalgona y con las tetas al cuello, si no eres todo eso no eres mujer. Entre las vergüenzas dosmileras está la obsesión con la delgadez insana, si no estás 30% debajo de tu peso corporal ideal no puedes aspirar a la talla cero y mucho menos a convertirte en un ícono de belleza en las pasarelas.

Pero este ejercicio no sería honesto si no repasamos también cuántas limitaciones arquetípicas se ciernen sobre los hombres: a pesar de que los gladiadores usaban faldas y los primeros tacones y bolsos fueron diseñados para los hombres, hoy cualquier asomo creativo o elección que no se apegue cabalmente a una grisura seriedad “de hombre”, es mal vista.

Ellos también son exigidos y se espera que representen el prototipo de hombre barbado y musculoso como súper héroe de Hollywood, o al dulce príncipe castaño de mirada romántica o al hombre mayor interesante por impecable y adinerado. Testosterona rebosante o cartera jugosa o mirada de poeta romántico. O nada.
¿No pueden ser los hombres de otras maneras? ¿De infinitas maneras? ¿Tienen que vivir dentro de esas incómodas y limitadas prendas que se han diseñado para ellos? ¿No podemos ser las mujeres diferentes? ¿Por qué alardeamos tanto de nuestro deseo de libertad y cuando vemos la posibilidad de que alguien sea libre reaccionamos con tanto rechazo?

Si promovemos una educación sexista antes que funcional y libre, perdemos todos. Ellos, nosotras, los de todas las formas y preferencias; las futuras generaciones deberían encontrar que los “adultos” de ahora les facilitamos el camino; no avergonzarse por nuestra rígida mirada conservadora. Entiendo que debe ser muy duro como padre o madre que tu hijo te diga que no quiere ser como tú pero es justamente ese mensaje el que certifica que hiciste un buen trabajo: le diste recursos para valerse por sí mismo, un pase a la individualidad para que el mundo no se lo trague sin que pueda siquiera pelear.

Individualidad, aceptación, libertad. Todavía quedan muchas batallas que dar para conseguirlo, pero hay que seguir tratando, ganaríamos tanto.

¿O es que no tenemos derecho a ser únicos, al menos a intentarlo?

@AlmaDeliaMC


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Alma Delia Murillo

Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Plaza y Valdés). Colabora en El Reforma, The Washington Post, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ y otros medios. Desarrolla guiones para cine y teleseries. Autora de las audioseries y podcasts en Amazon Audible: Diario la libro, Ciudad de abajo, Conversaciones, El amor es un bono navideño.

38 Comments

  1. Buen día, Alma.

    Todo ahora es babel. Si se pretende nacionalizar el llanto, o si miras al cielo cuando llueve. Todo es motivo de opinión y tendencia desaforada.

    Una perpetua caída al precipicio de la «sociedad» a favor y en contra. Es agotador.
    Las voces sensatas y firmes, y con sentido como la tuya, hacen la diferencia.

    La niña y su falda, para jugar y moverse y ser libre ha de ser una pesadilla.
    Ojalá sólo piensen en ellas y no como piensan que quieren que es correcto que es adecuado que debieran ser que deben verse las niñas.

    PD: voy a ponerme un ciber-ecordatorio semanal para leerte. Habrá en elgún momento algún modo de «inscribirnos» a algo tuyo que nos avise de tus publicaciones?
    Muchos saludos.

    • Buen día, Beto, gracias por tu lectura y tu comentario. Eso que describes es la posmodernidad en pleno, lo que Nietzsche anunció cuando dijo «Dios ha muerto», se refería a la muerte de los valores absolutos, por eso ahora todos queremos erigirnos en guía moral de los otros. Filosóficamente son tiempos fascinantes.
      En cuanto a tu pregunta de enviar notificación de texto nuevo, seguro que se puede hacer algo, déjame revisarlo. Abrazo y gracias por venir hasta acá conmigo.
      Alma

    • Esperanza Elizarraraz Jaime

      Me reconfortó leerte, porque comparto tus puntos de vista, en ocasiones nos encasillamos en formas de pensar y nos negamos la oportunidad de aprender de las nuevas generaciones. Fue un placer.

  2. Olga De La Torre Labastida

    Si nuestra meta como padres es que nuestros hijos sean FELICES, debemos asumir que pueden lograrlo aunque el camino no necesariamente sea el que quisiéramos.
    Crear expectativas sobre ellos nunca será bueno.
    Es un gozo leerte siempre.
    Un abrazo y éxito en este nuevo camino que empiezas.

    • Alma Delia Murillo

      Aunque también difícil, Olga, va en juego una profunda ruptura identitaria, entiendo que sea duro aceptarlo; por eso el camino es entendernos más que descalificar a uno u otro bando, pienso.
      Abrazo, gracias por tus buenos deseos y por leer.

  3. Quisiera agregar además que, la ropa masculina en la época «moderna» —sea casual, deportiva o laboral — es aburridísima. Monotemática y sin variedad, ni diversidad. Y eso me da mucho coraje siempre, la verdad.

    Una mujer para ir a una fiesta, por ejemplo, tiene cientos de opciones. Pero la restricción machista y sobria que se «requiere» de un hombre lo hace, con su saco y su corbata que parece acaba de llegar de la oficina, plano, soso, y hasta intrascendente.

    • Alma Delia Murillo

      Sí, totalmente de acuerdo, además es aburridisíma para ustedes la limitada colección de prendas masculinas aceptables.
      Abrazo, Fabián, gracias por venir a leer mis desvaríos.

  4. Muy interesante análisis es cierto yo siempre tuve mucho problema con las faldas porque siempre estaba en una posición inaceptable al no sentarme con las piernas correctamente juntas, porque cuando me deslizaba en una resbaladilla enseñaba los calzones. Así que siempre estuve en posiciones nada aceptables y no en lo que se refiere a la ropa también en el pensar, hacer y actuar. Lo cual me llevo a un internado cuando era una adolescente bastante incómoda para mí familia en esa época ahora sería bastante común Un saludo Alma Delia me encanta tú columna

    • Alma Delia Murillo

      Yo también crecí en un internado, Eva, es increíble lo que cuesta romper con las tradiciones que simbolizan tanto para las generaciones anteriores.
      Un abrazo, gracias por tu lectura.

  5. Minerva Siete

    La ropa, como dicen los filósofos, narra nuestra manera de pensar, la ideología de vida. Narra quien eres o «que» eres.

    En la prepa me harte de usar falda. El usar pantalón me trajo muchas comodidades, incluida la casi despreocupación en mis menstruaciones.

    Pasó el tiempo, y jamas sufrí de rechazos por usar pantalón.Eramos solo dos.mujeres con pantalón en toooda la escuela.

    Un día una de mis amigas me dijo confidencialmente que ella era «ooen mind» y que se imaginaba la razón por la que yo usaba pantalón. Me quede estupefacta.

    Así me dí cuenta de que algunas personas me consideraban lesbiana por traer pantalón, cabello corto, y..escuchar rock. Otras personas me podían ver como yo me veía, y me invitaban a salir muchachos a los que yo consideraba muy agradables.

    Un profesor religioso me agarro tirria. El profesorcillo me puso de ejemplo, porque me consideraba «rebelde». Yo le conteste ,con una burla. Eso fue un error. No voy por la vida siendo una víctima indefensa, pero una debe de comprender la cultura que cada persona vive, las costumbres, las ideas, sus verdades. Y sobre todo eso, respetar. Sobre todo, respetar. Sin animo de ser engreída creo que las cosas se deben de tomar de quien vienen.

    Las escuelas deben de permitir una mayor libertad, para la expresión de la individualidad. Al final lo que importa es el esfuerzo y el talento de cada alumno, no su peinado o ropa.

    Que buena lectura para este sábado 🙂

    • Alma Delia Murillo

      Minerva, estoy segura de que tu experiencia es la de muchas y muchos. Hay profesores con una vocación autoritaria que no pueden contener su pulsión por reprimir todo lo que sea diferente a ellos. Qué suerte que tú tenías tan clara tu decisión de pelear por tu identidad.
      Un abrazo y gracias por leer.

  6. Yazmin Vega

    Ojalá nos atreviéramos no solo a respetar lo que nuestros hijos quieren, les acomoda o sueñan. Ojalá empezáramos por respetarnos a nosotros mismos, creo que quien esta ocupado en respetarse a sí mismo, lejos de criticar a quien busca algo distinto, alaba el valor que tiene. Ojalá no enseñáramos un camino, ojalá seamos capaces de enseñar el valor para buscar el propio.

    • Alma Delia Murillo

      Yazmín, qué gusto leerte en este espacio.
      Coincido con todo lo que dices y sin embargo soy consciente de la dificultad que entraña aceptar que tu hijo, eso por lo que muchas veces madres y padres mutilan su identidad, luego no quiera hacer el mismo sacrificio de regreso.
      Abrazo, gracias por leer.

  7. Nora Méndez

    Tienes razón en lo que apuntas. Cómo mamá me encanta saber que mis hijos tengan más posibilidades y libertad de más que yo tuve o creí tener siempre. ¡Felicidades, Alma Delia, por tu nuevo espacio!

    • Alma Delia Murillo

      Felicidades a ti, Nora, por la apertura para formar a tus hijos. Nunca es fácil. Un abrazo.

  8. Para divertirse un rato largo la moda masculina del Siglo XVIII. Nada que objetar a los pelucones y a los zapatos de tacon con moñas.

    • Lo único que yo objetaría seria la incomodidad, por ejemplo, del uso del jamón en la peluca, para que los animalitos que anidaban en ella, comieran jamón y no picaran al portador de la peluca.

    • Alma Delia Murillo

      Jajaja, moda inolvidable y reflejo fiel del ridículo de una clase social y una época. Abrazo grandísimo, mi querida MC Jaramilllo, qué gusto leerte acá.

  9. Oliverio Ascascius

    Muy buenas reflexiones…y para compartir…pero parece que no hay manera…a twitter, cuando menos.

    • Seguro que los únicos que lamentaron la desaparición de la moda del dieciocho fueron los bichitos bien alimentados en las pelucas.

    • Alma Delia Murillo

      Es difícil, Oliverio, corren tiempos de neurosis colectivas con poco espacio para el punto medio y el pensamiento complejo… por eso mismo hay que empeñarnos. Abrazo

  10. Gabriel Flores

    Muy buen texto y excelente exposición de la sociedad retrograda en la que vivimos, es bueno seguir leyendote, la ventaja del Twitter es que ahí me entero cuando publicas aca pero soy de los que esperara una forma de suscripción para que nos lleguen notificaciones cada que salga algo escrito por ti aquí, felicidades, abrazos.

  11. Samuel Lechuga

    Excelente texto Alma. Todos tus puntos de visa los comparto. Sabes que fue lo que mas me molesto de todo este asunto? Es que los adultos estan utilizando de estandarte a sus ninos para seguir haciendo una oposicion aun mas absurda al gobierno.
    Aqui en Suiza se discutio si seria o no conveniente utilizar el uniforme escolar y una de las razones para hacerlo fue el mobbing de los escolares. Yo lo sufri por esto. Finalmente se opto por dejar a los ninos ir vestidos como quisieran y en donde yo trabajo hay otros problemas y no las diferencias de vestido. Esto te lo digo superficialmente pues para saberlo exactamente creo debes estar en el grupo.
    En el tren en el que viajo al trabajo viaja un escoces con E mayuscula y siempre lleva su falda y sus medias y el dia que hace frio se baja las medias y cuando hace mucho frio se pone su abrigo. Al principio la verdad (dejare de ser mexicano!) me llamo la atencion y lo veia como animal raro porque es la primera vez que veia a una persona en vivo vestida de esa manera. Al paso del tiempo se normalizo esta figura y alguna vez que me toco sentarme junto a el platicamos y lo encontre una persona interesantisima. Aqui todo lo que perdemos cuando nos dejamos llevar por nuestros prejuicios.
    Por ultimo (ah siempre tus ultimas observaciones son geniales) lo que dices del nino que le dice a sus padres que el no va a ser como ellos, es muy cierto. Esta es la coronacion de la buena educacion en donde se pierde el patriarcado o matriarcado y surge la confianza en los padres debido a su buena educacion
    Estoy conciente que hoy mas que nunca es dificil educar a los ninos pero no lo hagamos mas dificil y sobre todo no los usemos como estandarte para resolver nuestras diferencias
    Tu Webside (no se si el termino es correcto) esta como se dice tecnicamente carente de progenitora. Felicidades
    Como de costumbre Un placer leerte!

    • Alma Delia Murillo

      Gracias, Gabriel, arreglaré pronto lo de la suscripción para que reciban notificación cuando haya texto nuevo.
      Abrazo grande

    • Alma Delia Murillo

      Samuel querido,
      Qué gusto seguir leyéndote acá.
      Abrazo

  12. Juan Carlos Sánchez

    Se ha vuelto para mi algo importante darme un tiempo para reflexionar tomando como base lo que escribes cada, me encanto que mis hijos no quieran ser como yo. Felicidades en este nuevo proyecto y aquí estaremos atentos a las publicaciones del portal.
    Saludos
    (PD. Identificado total contigo con los miedos. Pero resultan ser unos espantajos que desaparecen en cuanto actuó, aunque siempre están ahí esperando a que les haga caso)

    • Alma Delia Murillo

      Gracias, Juan Carlos, por seguir acompañándome.
      Aquí nos veremos cada sábado.
      Un abrazo,

  13. Laura Adriana Rubio

    Esos malditos estereotipos que tanto trabajo cuesta dejar atrás, solo nos resta seguir abogando porque las nuevas generaciones lo logren, que dejen atrás las características de cada sexo y logren, espero más temprano que tarde, ser individuos sin esas cargas a sus espaldas.

    • Alma Delia Murillo

      Y quizá nunca se acaba, Laura, eso de buscar la identidad con la mirada más fiel y única posible… un abrazo, gracias por tu lectura y comentario.

  14. Albino Rodríguez-Díaz

    Apreciable Alma Delia
    Pobre sociedad mexicana. No sabe del respeto a la diversidad. Somos proclives a la discordia porque no respetamos la opinión del otro. Siempre enfrentados con el actuar del líder y criticando; la respuesta a veces es la intolerancia.
    Debemos hacer un esfuerzo por dejar hacer a nuestro gobierno. Darle la oportunidad de demostrar que puede llevarnos a buen término. Como dice Alfonso Reyes en su Cartilla Moral: ejercer la moral, es el respeto a las leyes, normas y costumbres, porque además es un acto de voluntad y con ello podemos aspirar a alcanzar la libertad y la justicia.
    Saludos

    • Alma Delia Murillo

      Es complicado, Albino, somos una sociedad que para empezar, reniega de su identidad de origen: nada más ver el desprecio sistémico con el que tratamos a los pueblos indígenas que nos dieron origen… de ahí pa’lante, todo lo que suene diferente o amenazante se complica con una identidad tan frágil. Gracias por tu lectura y comentario. Un abrazo

  15. Felicidades Alma Delia, pues yo siempre enseñé mis calzones y no sé cómo, pero en la secundaria me las ingenie a para llevar pantalón (siempre tenía un buen pretexto), desde que soy mamá de un niño, buena me ha importado inculcar le el rol de género, él lleva el pelo debajo de los hombros, usa la ropa del color que quiera, tanto azúl, como rosa, morado, etc; y le encanta jugar a que cuida y alimenta a sus peluches como si fueran bebés, en suma él es libre. ¡Qué emocionante son estos momentos! ya veremos en un futuro qué resulta de todo lo que se está gestando.

  16. Querida Alma:

    Como siempre, gracias por invitarnos a pensar diferente. Me encantó tu artículo. Reflexionas, más alla de que esté bien o mal que los niños y niñas lleven pantalón o falda, de lo mucho que nos cuesta aceptar al otro, con sus ideas, su forma de vivir y de vestir.

    ¡Aplausos!

  17. Humberto V.

    Alma, he leído tus textos desde hace 3 años, estoy convencido de que eres una excelente escritora y créeme que al leer tu ultimo articulo en la pagina sin embargo, temí que dejaras de publicar, el final fue gratificante y es un gusto tener acceso a tu pagina, te deseo el mejor de los éxitos.

  18. Felix M. Pérez

    Recuerdo que a mediados de los 90’s recorrí comunidades indígenas en Los Tuxtlas, en el estado de veracruz: Región de rios , algunas y riachuelos.

    La Escena que aún guardo en mi memoria es la de adolescentes – varones y mujeres- desnudos o en ropa interior, torsos descubiertos y bañandose todos en un riachuelo. Mujeres adultas vestidas y lavando ropa. Señores adultos sentados en piedras observando y riendose de los juegos de los adolescentes. Me pareció de los mas sano que hè visto en mi vida.

    Nunca hè visto en un balmeario cerca de las ciudades a personas que, desnudas, pudieran nadar y divertirse. No sin ser objeto de miradas “indeseables” , “obscenas” o de burlas.

    En los grandes suburbios nos han educado de tal forma que nuestros cuerpos son objeto de acoso, lujuria, de estéttica o de vergüenza.

    Un cordial saludo.

Responder a Alejandra Cancel

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