posmodernos y jodidos

El oficio incómodo


Alberto Alcocer / @beco.mx

Tendría 8 años mi sobrino Daniel cuando le dijo a su mamá que de mayor quería trabajar en algo que no fuera incómodo, un lugar donde no tuviera que ir de traje y corbata.

Por entonces yo era empleada de oficina y renegaba un día sí y otro también de la grisura de ese ambiente anestésico, de la muerte lenta que es esa rutina diaria que empieza con el “buenos días, compañeritos” y termina con el “saludos cordiales”.

Mi corbata incómoda eran esas formas tiesas, esos temas triviales, la falta de profundidad en dosis de ocho horas al día que me hacía dudar del propósito de la humanidad.

Y entonces salté al vacío enarbolando la bandera de quiero escribir, ser libre, ir ligera por la vida sin meta trimestral de ventas en línea ni KPI’s ni código de vestimenta.

Pronto me di de bruces contra el piso sólido de buscarse la vida fuera de las empresas en un mundo y una economía que están diseñadas para que nadie se salga del corral; conocí la angustia de no tener una oficina, un ingreso asegurado, un horario de trabajo delimitado.

Que yo supiera, escribir podía ser peligroso, pero no angustiante. Pobre de mí. Porque lo cierto es que escribir es una angustia permanente, bellísima unas veces y otras una mierda total. Escribir es un malestar, por eso se escribe, porque hay algo adentro que no encuentra acomodo.

Hay mañanas que todo es espeso y mojado en el adentro, que tienes que bucear en medio de esa sopa negra para buscar un párrafo, dos ideas, una palabra de la que ir tirando para ver si sale algo.

Hay tardes en que quisieras que te tragara la tierra para que no sonara el teléfono ni se abriera la puerta ni la alerta anunciara tres correos sin responder y no tuvieras que decirles a todos los que amas que de verdad los amas y deseas estar con ellos pero pactaste con un oficio que sin soledad no es nada. Un pacto como con la mafia, del que no se sale nunca.

Y hay días, como hoy, que preferirías ponerte una corbata y entrar a las 8:00am y decir “buenos días, compañeritos” para no ser el vehículo emocional de nadie, ni de los que leen, ni de los que quieren que leas sus textos y les des tus comentarios; hay días que no quieres prestarle tus emociones a ninguno, ni a los muertos que siguen empujando para que cuentes su historia y se te aparecen en sueños con olor a incendio y a piel quemada, ni a ti misma y al momento exacto en el que estás ahora, contemplando una casa a medio hacer, con los libros a medio acomodar y una alfombra sobre la que sigues viendo con tus ojos de niña unas figuras en forma de caballo de Troya.

Hay días como hoy, que casi te ríes pensando que sí, que muy bien, renunciaste a una oficina pero te tragaste una guerra, que eres tu propio caballo de Troya bien cargado de palabras que nunca dejarán de sitiarte.

Y vuelves a ella, a Marguerite Duras: Escribir también es no hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido.

Escribir, digo yo, para pedir que te dejen estar adentro, que te dejen en paz.

@AlmaDeliaMC

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Alma Delia Murillo

Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Plaza y Valdés). Colabora en El Reforma, The Washington Post, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ y otros medios. Desarrolla guiones para cine y teleseries. Autora de las audioseries y podcasts en Amazon Audible: Diario la libro, Ciudad de abajo, Conversaciones, El amor es un bono navideño.

22 Comments

  1. A. Álvarez Diaz

    Encontrar en tus palabras el encuentro con los silencios de los otros. Sufrir el malestar y escribir lo que otros leemos y que nos ayuda a sentirnos menos solos. Solo ahí, en ese instante de la lectura. Y si, buen día compañeros.

  2. juan encinas

    un oficio que sin soledad no es nada
    pero sin lector tampoco
    como el producto en tienda cerrada
    y que no entran moscas

  3. Mario Prieto

    Es una delicia tocar y sentir cada una las letras de tus textos.
    Sentir tido el dolor, la rabia y la esperanza, que transmite cada palabra, eso es lo que logras cada que leo tus hojas.

  4. Alma querida, gracias por tu valor y tus palabras francas. Eres de la personas que necesitan irse y de las personas que nacieron para estar incómodas, que fueron moldeadas a hierro y fuego para darnos palabras cargadas de simbolismos y emociones crudas, de las que presentan imágenes usando letras en negritas.
    En ti habita una escritora, y hubiera sido cruel mantenerla ahorcada con una corbata corporativa de seda. Tenemos la suerte de que corriste a tiempo; hacia ti misma, a tu destino.
    Carezco de tu valor, me alejé de la vida gris, pero las palabras que me habitan y quieren salir no saben ordenarse -y pueden ser mal vistas en una sociedad que no vive; pero juzga-, yo no sé domarlas como tú y mucho menos me imagino que puedan ayudar a alimentarme…

    Gracias por nadar contra corriente, por ser terca y por saber aislarte para que irónicamente puedas compartirte. Admiro tu talento y tu disciplina, tus textos encierran mucho de lo que hay en mí, a veces, me gusta imaginar que eres la escritora que ordena mis pensamientos y que se atreve a contarlos al mundo.
    ¡Abrazos fuertes!

  5. Si el verbo se hizo carne, el silencio se hizo Alma.

  6. Hoy salí a comprar una corbata, no encontré una de mi agrado, regrese a casa, me grito el silencio y me encontré con tu texto.

    ¡ufff la vida!

  7. Esa soledad tan necesaria para escribir, cómo tan hermosa, para el lector que en su rincón más cómodo de la vida, encuentra, ese sabor mezclado de soledad y lectura.
    Gracias Alma leerte siempre es un placer infinito.

  8. Fernando Mendoza Cuenca

    Bien lo dices hay silencios que no dicen nada, pero tambien hay silencios que lo dicen todo y la soledad es como la aspirina que siempre habemos de tragar.

  9. La soledad es necesaria para escribir analizar, reflexionar y crear algunas veces belleza, otras obras literarias, plásticas, teatrales musicales dramáticas. Pero creo que también existe la angustia ante una hoja en blanco que no nos dice nada (por cierto no escritora) pero entiendo esa nata oscura de momentos y más cuando es tu fuente también de supervivencia. Ahora también es cierto que en ocasiones también te preguntes si no sería más adecuado un oficio incómodo.Un abrazo con mí afecto.

  10. Celia Estela Mojica Cervantes

    aaaahhh disfruté esa frontera dibujada en palabras, esa opción por la escritura que es como un amante celoso y lejano…. gracias otra vez y abrazo también.

  11. Se escribe en soledad y se lee en soledad y, después, lo que sea.
    Un gran abrazo.

  12. Alberto Langner

    Y un oficio que incomoda. Si logra tocar fibras internas en uno al leerla, lleva ganada parte de esa guerra.

    Mucho de lo que somos proviene de lo que decidimos hacer con nuestra soledad.

  13. Minerva Siete

    La falta de profundidad es una de las cualidades que se deben desarrollar para nadar como pez en esos lugares de explotación velada llamadas compañias.
    Me desesperaba a veces lo light del ambiente: amistades superficiales, rivalidades mundanas ( de que color se pintaron las uñas?, en donde?, a quien le quedo mas rubio? habiéndo tantos otros colores!, pero al parecer se trataba de imitar a la mayoría). Otros peleaban ascensos con las relaciones sociales, otras con los mismos objetivos atacaban con microfaldas, escotazos y pocisiones anti naturales al inclinarse y mostrar asi sus cualificaciones. ( Los admistrativos eran mas bien humildes, pero aun con posibilidad de impresionar a las sexy empleadas). En fin, todo el circo humano representado en la pequeña compañía.

    Por otro lado, trabajar en una empresa es fácil, yo fui feliz trabajando en dicho lugar. Felizmente me gastaba hasta el ultimo peso de mi cheque y como no soy del club adulador o del club sexy-looking-for-money- , o de los fríos busca demandas, sencillamente me aventaba dobles turnos, eso al menos le agradezco a la persona que me medio crió, entre el árido ambiente donde crecí y la soledad absoluta, hubo al menos un valor, que aprendí por osmosis : trabajar intensamente. Así que mi cheque a veces llegaba robusto y era mi placer gastarlo en lo que yo quisiera (y en quien quisiera). También estábamos los de este club, los que nos divertiamos trabajando sin tanta amargura. Estaba tambien ese otro grupo: trabajando normalmente pero quejándose de su suerte a cada teclazo. Eso sí, desde los administrativos acechados, pasando por todos y cada uno de los grupitos hasta llegar a las sexy empleadas, no había alguno que no portara la humilde diadema con micrófono. Los eventos de la compañía por crear «familia de trabajo» derivaban en enfado y premura por marcharse de los reunidos, al parecer nadie quería conocer al de a lado en profundidad. Pocas amistades surgieron en ese centro de trabajo.

    En defensa de esa empresa gris puedo decir que el trabajo es fácil y ganas lo mismo que en otros trabajos pero con menos horas de trabajo. Pocas horas y con respeto por humanidad del empleado; sabemos que hay trabajos donde no se les pemite ni ir a mear a la hora en que sus cuerpos lo solicitan. Inhumanidad.

    Me encanta lo que escribes, es mejor tener un mar de introspección dentro de nuestro ser, que ser un simple vehículo árido en imaginación, curiosidad o valentía. Es mejor tener alma. Es necesaria si se quiere existir.

  14. Samuel Lechuga

    Querida Alma. Muchas gracias por dejarnos entrar a tu universo intimo.
    Como te he dicho miles de veces tuviste el valor de desafiar las convicciones y dejar tu area de comodidad e hiciste lo que finalmente quisiste escribir y vaya de que manera.
    Como narras el nadar contra la corriente implica sacrificios y sobre todo mucha constancia y disciplina para vencerlos.
    El camino es largo y sinuoso y desgraciadamente no todos pueden llegar a la meta
    Un abrazo

  15. Alma, acabo de renunciar a mi tabajo en una oficina, llevo 15 años sientome incomoda, dos veces incomoda, la creatividad, esa cosa que te empuja la piel y quiere salir, como letras, como pintura, como recortes de papel, esa de la que uno sabe que no oodra librarse porque así es uno, un caballo de Troya con una guerra adentro, y pica esa guerra, exige atención, exige soledad para salir sin daños colaterales; y luego la otra incomodidad, la de ser un caballo de Troya obligado ir y venir todos los días a una oficina que exige standards de productividad, un lugar donde la guerra debe ser peleada con tacones, con Kpis, con sonrisas, con saludos coordiales, sobre todo una guerra que se pelea por otro, por dinero. Un lugar donde te evalúan, te juzgan, te miden por cuánto de tu vida dejas para producir income. La incomodidad de una violencia pasiva, de gestos. Doble, triple incomodidad si eres mujer, la única sentada en una mesa de caoba junto a diez cabrones, y debes de sonreír pero dejar claro que tú no vas a servir el agua, caballo de Troya con pestañas rizadas, tacones de siete centímetros, y comunicación asertiva aunque se este uno quemando por dentro. No sé que me espera, pero mu caballo de Troya es salvaje y saltó la tranca. Gracias por tu texto.

  16. Yo también dejé el mundo Godin y no precisamente para escribir sino para desatarme de esa correa, en la que tienes una rutina, dinero en tu cuenta amigos, horarios, pláticas relacionadas a lo que acontece dentro de la granja. A veces me gustaría regresar a esa vida que no se cuestiona su existencia, su vida pasa sin mayor reparo, quincena tras quincena pagando cuentas, viernes de chelitas, pero una vez que despiertas y te desatas, regresar a ello ya no es posible, una vez sales del corral no hay vuelta atras, se sufre mucho afuera pero no por que sea difícil sino porque seguimos viviendo a lado del corral viendo cómo le echan pasto a las vacas solo por maullar y uno tiene que salir a cazar.

  17. Yo también dejé el mundo Godin y no precisamente para escribir sino para desatarme de esa correa, en la que tienes una rutina, dinero en tu cuenta amigos, horarios, pláticas relacionadas a lo que acontece dentro de la granja. A veces me gustaría regresar a esa vida que no se cuestiona su existencia, su vida pasa sin mayor reparo, quincena tras quincena pagando cuentas, viernes de chelitas, pero una vez que despiertas y te desatas, regresar a ello ya no es posible, una vez sales del corral no hay vuelta atras, se sufre mucho afuera pero no por que sea difícil sino porque seguimos viviendo a lado del corral viendo cómo le echan pasto a las vacas solo por maullar y uno tiene que salir a cazar.

  18. Tu escrito me hizo recordar cuando renuncié a mi trabajo de 22 años en una multinacional por razones éticas, fue muy duro empezar de nuevo, con la gratitud y los aprendizajes que deja el tiempo y la gente…dejar de recibir la quincena puntual pero aprender a aprender…colorear la vida con tus propios colores, en fin…no me arrepiento de nada, todo es una nueva oportunidad si así lo quieres y he visto la gracia de Dios y el verdadero amor de mucha gente maravillosa. Ahora me siento mucho más plena y feliz 🙂

  19. Juan Carlos González Arvizu

  20. Alicia González

    Me gustaría a veces emprenderme en ese mismo riesgo. Por ahora lo hago parte de mi tiempo. Pero de tiempo completo siento que sería como lanzarme del kamikaze. Mientras a seguirle o como le hiciste tú? Nada como tener el espacio, disposición y de ideas y demás para dejar fluir la escritura….

  21. Hasta hoy tuve una idea mas clara y gracias a ti, de que es lo que hace un escritor, pude ver una pequeña muestra de tu vida. me gustó como lo expresas. Genial!
    Y lo que me impactó mas es:
    …»un mundo y una economía que están diseñadas para que nadie se salga del corral».
    Y si, yo todos los días me pregunto cuál es el propósito de la humanidad y el mío.
    «Aullar sin ruido».
    Excelente semana!!

  22. Pedro Vásquez

    «Nunca estarás sola si te rodean tus palabras»

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