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Masculino el Hermoso

El lenguaje es una convención. Cada palabra relaciona significado y significante porque alguien (o algunos) así lo decidieron.

Por eso llamamos zapato y no manzana al zapato, porque esos elementos de la realidad fueron clasificados y nombrados con una palabra resultado de una convención.

Pero todas las palabras tienen —además de una raíz etimológica— una profunda raíz en la realidad, cada palabra entraña el sonido, la función o la realidad que representa.

Así, “cháchara” es la onomatopeya de esa conversación frívola y suelta a la que hace referencia; o “rueda” que viene del latín “rota” hace referencia a su funcionalidad. Y “domingo” viene de “dominica dies” que significa día del señor y donde señor se origina en “dominus”: el que domina.

México y una veintena de países hablamos español, un idioma precioso pero imperfecto, cambiante como la vida, como todos los idiomas. Para los hablantes de nuestra lengua existe la Real Academia Española, institución que… voy a citar su página oficial: “fundada en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco y Zúñiga, marqués de Villena, «es una institución con personalidad jurídica propia que tiene como misión principal velar por que los cambios que experimente la lengua española en su constante adaptación a las necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el ámbito hispánico»

Aún recuerdo cuando Santiago Muñoz Machado, actual director de la RAE, declaró: “Tenemos una lengua hermosa y precisa. ¿Por qué estropearla con el lenguaje inclusivo?” Sí, estropearla. Eso dijo.

Cerca de esa fecha, la periodista Peniley Ramírez publicó este tuit: Queridos hombres que sostienen que la palabra “todos” nos incluye a nosotras. ¿La palabra todas, los incluye a ustedes? ¿Por qué? Las respuestas fueron violentísimas, pero me dio esperanza cuando una mujer compartió que su hija se animó a inscribirse al equipo de fútbol porque convocaron "a niñas y niños". Con el mensaje así más niñas fueron inscritas.

Este lenguaje es a la vez resultado y causa de la incorporación tardía de las mujeres a muchas actividades profesionales. El marco jurídico diseñado por hombres excluye los derechos de la mujer históricamente. Todavía a mitad del siglo XX, hombres analfabetas votaban en México y mujeres con carreras universitarias no podían hacerlo porque así lo dictaba la ley.

Dice Virginia Woolf en Una habitación propia: “todos los géneros literarios ya estaban coagulados cuando la mujer empezó a escribir”. Quizás por eso al buscar en la RAE la palabra “escritora”, el buscador refiere directamente a “escritor” y agrega luego de una coma, las letras “ra”. Lo mismo ocurre con “arquitecta” donde el buscador va directo a “arquitecto, ta” y otras profesiones. Primero son masculinas. Ahí está el registro de una realidad que, quiero pensar, la humanidad puede cambiar. Y tal vez todo esto tiene incidencia en la brecha salarial, según el Global Gender Gap hoy los hombres ganan 31.4% más por las mismas labores que las mujeres.

Sí, señor Muñoz Machado, el lenguaje es hermoso como está pero los relata a ustedes, los hombres, que han definido al mundo desde siempre.

Repasemos los nombres de los directores de la RAE desde el año 1713: Juan Manuel Fernández Pacheco, Mercurio Antonio López Pacheco, Andrés Fernández Pacheco, Juan López Pacheco, José de Carvajal y Lancáster, Fernando de Silva Álvarez de Toledo, José Bazán de Silva y Sarmiento, Pedro de Silva y Sarmiento de Alagón, Ramón Cabrera, José Miguel de Carvajal, José Gabriel de Silva Bazán, Francisco Martínez de la Rosa, Ángel Saavedra, duque de Rivas, Mariano Roca de Togores, Juan de la Pezuela y Ceballos, Alejandro Pidal y Mon, Antonio Maura y Montaner, Ramón Menéndez Pidal, José María Pemán y Pemartín, Francisco Rodríguez Marín, Miguel Asín Palacios, José María Pemán y Pemartín, Ramón Menéndez Pidal, Dámaso Alonso, Pedro Laín Entralgo, Manuel Alvar López, Fernando Lázaro Carreter,Víctor García de la Concha, José Manuel Blecua, Darío Villanueva Prieto y Santiago Muñoz Machado.

No hay una sola mujer en más de trescientos años. Ni una.

El arquitecto. El escritor. El gobierno. El máximo pontífice. Dios Padre. Dios Hijo. Dios Espíritu Santo. Sí, el lenguaje de todos ustedes es hermoso. Y es de todos ustedes. Pero el mundo también es de nosotras, de todas nosotras.

*Texto originalmente publicado en el periódico Reforma, el mes de julio del año 2020.

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Alma Delia Murillo

Es escritora, autora de los libros Cuentos de maldad (y uno que otro maldito) y El niño que fuimos bajo el sello de Alfaguara; Las noches habitadas (Editorial Planeta) y Damas de caza (Plaza y Valdés). Colabora en El Reforma, The Washington Post, El Malpensante, Confabulario de El Universal, Revista GQ y otros medios. Desarrolla guiones para cine y teleseries. Autora de las audioseries y podcasts en Amazon Audible: Diario la libro, Ciudad de abajo, Conversaciones, El amor es un bono navideño.

One Comment

  1. Arturo Morales Rodríguez

    La sociedad, la comunidad, la asamblea, la reunión, son palabras que si incluyen a hombres y mujeres, la palabra todos también, todas también.
    En cuanto a la brecha salarial, desde mi particular punto de vista y, desde mi limitada experiencia laboral, yo veo que a labores iguales el pago es igual, al menos en cuanto a trabajar en instituciones oficiales, también mayormente he visto que, en ciertos puestos de trabajo solo se admiten mujeres, y también me toca ver que ganan más, en ciertas circunstancias y tomando como ventaja el ser mujer, no quiero generalizar, es solamente algo que yo he notado.

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